Me siento regular, todas las mañanas cuando me despierto tardo unos segundos en tomar conciencia de la situación y pensar que esto no es una mala pesadilla, y realmente es una situación real la que estamos viviendo. En estas semanas creo que estoy pasando todas las fases de un duelo. ¿Esto nos está pasando a nosotros? ¿No puede ser? Después  no sabes a qué y quién echar la culpa de todo esto, es una rabia. Y ahora me siento triste, impotente y miedo. Estoy triste, te das cuenta que como profesional la calidad de los cuidados que ofrecemos son diferentes. Pena, eso pena, ayer un interno de mi residencia no se pudo despedir de sus familiares, estaba solo, me siento triste. El aislamiento de las personas vulnerables que necesitan a sus familiares. Impotente, estás haciendo todo lo que te dicen los expertos, protocolos, pero tienes la sensación que no es suficiente. Aunque sigas de forma correcta los protocolos, medidas de infección siempre crees que no es suficiente, que te puedes contagiar. Estamos ante una situación de hipervigilancia, con miedo, miedo tranquilo que no te paralizar, pero está ahí. Estamos en primera línea, miedo al contagio, sin material suficiente, miedo a no solo infectarme yo, si no a mi familia, a personas familiares frágiles, dependientes. Ese miedo a contagiarlas. Llego a mi casa cansada, reventada, emocionalmente, a nivel psicológico,…..tienes una presión, tensión, rigidez en la cabeza, cefaleas, es eso, esa tensión de agotamiento, estrés………