Si no puedes consolar, acompaña

Ayer compartí la alegría de poder extubar a nuestro primer paciente infectado por COVID-19, pero también tuve que acompañar a mi paciente en su despedida. Su familia no pudo cogerle la mano, ni acercarse a él más allá de la puerta. Después, ya en la soledad del box de UVI puse música de fondo, le hice llegar la carta que sus nietos le habían escrito, le cogí la mano y le dí ánimo en sus últimos momentos y así, intentando que recibiera el mayor cariño posible, se fue. Quiero compartirlo para que en estos duros momentos, en los que la familia no puede hacerlo, sepan que nosotras les estamos cogiendo la mano día a día, y seguiremos haciendo de transmisión a través de nuestros cuidados.

De eso se trata también ser enfermera, “si puedes curar, cura. Si no puedes curar, alivia. Si no puedes aliviar consuela. Y si no puedes consolar, acompaña”.